miércoles, 18 de febrero de 2009

Entre más crecemos, más morimos...



Las personas cambian...


Aún sin darme cuenta, cambio. Para bien, para mal, pero es inevitable.


¿Hasta qué grado estás dispuesto a cambiar?


Hasta el grado que te empuje la vida.


A veces me pregunto, si la vida no me hubiera empujado a cambiar de este modo, ¿qué habría sido de mí? ¿Me gustaría más o me gustaría menos en lo que me habría convertido?


Muchas veces en la vida escuchas que te preguntan ¿qué habrías cambiado en tu vida?


Podría decir que habría escuchado a los consejos de los mayores, pero qué vida es, si uno no comete sus propios errores. Podría decir que me habría cuidado de creer tanto en las personas, pero qué vas a aprender, si no vives la traición, la desilusión por mano de quien menos esperabas. Podría decir que cambiaría muchas cosas para evitarme mucho dolor, pero sin odio no hay amor, sin guerra no hay paz, sin blanco no hay negro, de eso se compone el mundo, de opuestos.


Por eso yo siempre respondo que no habría cambiado nada, porque cada mínimo detalle, me ha llevado a la complejidad de la que está compuesta mi alma.


Y entre más compleja se hace mi persona, más sentimientos voy dejando atrás.


Entre más crecemos, más morimos.


Miles de problemas que en nuestro mundo importaban de pequeños, se hacen microscopicos ante la conciencia de que el dolor ajeno puede llegar a ser aún más grande.


Y aún así las personas sufrimos por nuestras penas, sean grandes, sean pequeñas.


Entre más conciente me hago de la vida ajena, más conciente me hago de la mía.


Y entre más pasos a la madurez voy dando, más pasos hacia la muerte me voy encontrando.


No me refiero a la muerte física. Me refiero a la muerte intangible, tácita, que se esconde entre los sentimientos del pasado y te nubla la vista ante el gran plan. Esa que suele quitar la vividez y el disfrute de la vida libre de preocupaciones triviales.


Si cuando crezca, mi alma ha de perecer, del recuerdo me cuelgo y me apego, pues es lo único que queda cuando lo demás ha perecido...

No hay comentarios: