viernes, 1 de enero de 2010

not loosing you tonight…

 

“with each laugh that wrinkles your nose

touches my foolish heart…”

 

Viejos sentimientos

 

Empolvados dentro de un cajón, hoy me reencontré con unos viejos sentimientos. Más que sentimientos pareciese que fueran llamados a revivirlos. Y revivir cierta atrocidad, imposible de llamar desalmada porque alma es seguro que tiene lo que jamás muere.

No se le puede llamar confusión tampoco, porque es más claro que el agua que dejarte entre tantas opciones es el camino seguro a encontrar la verdad. ¿Llamarle tristeza? No, porque la tristeza se lava con lágrimas; ¿entonces, quizá, depresión? Tampoco, porque la depresión es un sólo sentimiento negativo.

Es algo que va más allá de todo sentimiento conocido y por conocer… Es algo que va más allá de la comprensión de un ser humano… Es sentir una necesidad desgarradora por alguien, es sentir una dependencia absoluta de cada movimiento suyo, es sentir que tu mundo vale nada si no estás con ese alguien, es pasión por ti… Pero no es amor. Es más que eso. No es obsesión. Es más puro que eso.

Es el temor de regresar a una cama vacía noche tras noche. Es el temor de no volver a escuchar tu risa. Es el temor de saber de tu llanto sin poder consolarte. Es el temor de no poder hacerte feliz. Es el temor de sentir frío a tu lado. Es el temor de no curar tus heridas como tú curas las mías. Es el temor de perder la vida poco a poco. Es el temor del abandono de tu ser, de la deshomogenización de nuestras almas. El temor ante un futuro incierto, inseguro. Tan impredecible que se vuelve emocionante. Temor, amor, necesidad, obsesión, emoción, felicidad… No sé que será.

Si supiera qué me espera, no me apresuraría a cumplirlo. Lo único que me espera es la muerte y tengo tantas ganas de vivir ahora que tú estás aquí.

El año viejo me ha traído el reencuentro con mis viejos sentimientos, que sé los volveré a encontrar, pero por mientras me dedicaré a no buscar. Ahora sólo sé que te amo y es lo que me guiará por el buen camino, porque tú me ayudaste a descubrirme totalmente y ahora sé quién soy y sé lo que quiero. Por eso mi propósito para el 2010, es conseguirlo. Prometo que lo haré, porque promesa de mis labios es cumplida. Mi propósito del 2009, era ser feliz y fui descubriendo poco a poco que la felicidad no se alcanza, se persigue, y en el camino se es feliz. Otro año más, no significa más que aprender, más viejo y más sabio cada uno se volverá y en el camino aún más comprenderá, que sabio no es el viejo, pues no hay sabio por más viejo que sea.