domingo, 16 de mayo de 2010

Amor de azar: Huye.

lobo en el bosque

-¡Márchate ya, Leo! – Gritó Mari Ann dándole un buen golpe a Aurora para que avanzara, mientras el castillo comenzaba a despertar a media noche con la noticia de que uno de los prisioneros había escapado.

El ruido de cascos se acercaba cada vez más y más, el grito ahogado de Mari Ann, hizo a Leo voltear atrás. La habían tomado del cuello de su vestido de lino y forzado sus manos atrás, inmovilizándola. Habría dado media vuelta, de no ser porque su esencia dejaba un rastro de olor a muerte detrás, que 5 hombres montados a caballo parecían perseguir como alentados por el mismo diablo.

Leo, montado en la yegua blanca de Mari Ann, se alejó de aquél pueblo a toda velocidad. Sólo el llegar al bosque lo salvaría de aquél infortunio. Ahí pertenecía.

Siguió el camino y éste se fue haciendo cada vez más estrecho, desmontó, se adentro a lo más profundo del bosque y ato a Aurora a uno d los árboles, mientras sus perseguidores se frenaban ante el imponente bosque, miraban hacia el cielo y retrocedían despavoridos a su hogar. El aullar de los lobos los ahuyentó…

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-Madre, he vuelto.

-No me sorprende, t dije que el pueblo no era lugar para nosotros. ¡Tenías que ser igual que el terco de tu padre! Espero hayas aprendido la lección.

-Mañana partiré de nuevo hacia allá, Mari Ann se ha metido en problemas a expensas de mi.

-¡Jamás aprendes! ¡Olvida esa tonta fantasía Leo! ¡Echarás todos los sacrificios, que he hecho para criarte, a la basura! Además, sabes que nadie le hará daño a esa pobre muchacha. Está protegida por todas las maniobras de su padre.

-¡Pero es que ha hecho algo ilícito al ayudarme a escapar! ¿No lo entiendes madre? Ahora ni el rey podrá ayudarla. Mañana por la noche habrá una fiesta de disfraces en el castillo, me colaré y la traeré a vivir aquí, te guste o no.

-Pues en ese caso, tendrás que buscarte otra vivienda. Ya no eres bienvenido aquí. ¡El rey nos ha confinado a vivir aquí, no permitiré que traigas el enemigo a nuestro hogar! ¿Así piensas pagarle a tu familia?

-No es su culpa lo que su padre nos haya hecho. Y tampoco es su culpa haberse enamorado de un bastardo como yo. Nadie se enterará, he burlado a esos guardias más de veinte veces, y por ella lo haría un centenar más.

-No la obligues a venir aquí, vivirá desgraciada el resto de sus días, maldito egocéntrico.

- ¿Te compadeces de esa muchacha y aún así la llamas el enemigo?

- La compadezco porque es una buena muchacha, su único defecto fue nacer en brazos de ese tirano.

-Entonces, acéptala madre, tienes todo el día de mañana para pensarlo. Me voy a dormir.

-Espero que no logres descansar y te atormente la estupidez que has provocado y estás apunto de engrandecer.

 

To be continued…

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