martes, 18 de mayo de 2010

Amor de azar: El encuentro

tormenta nocturna

Agua, fuego, tierra, aire:

escuchen las plegarias de este guerrero apasionado.

 

Muerte a la injusticia de la cárcel de los cuerpos,

doblégate naturaleza, déjalo caer donde el alma le pide,

lo que noche tras noche ha rogado con ansias.

 

Deja que el cazador se convierta en cazado,

para que este amor pueda ser consumado.

 

La lluvia caía y tronaba y relampagueaba en el cielo, enfurecido por aquella petición. Tormenta como aquélla noche jamás se había aparecido. Acriógena alzaba su voz y levantaba los brazos al cielo, repitiendo una y otra vez el mismo conjuro, cada vez más alto, mientras la tormenta crecía y crecía.

Cayó un rayo, donde Ebro permanecía acostado, sin fuerzas. Lo levantó en cuatro patas, lo sacudió enormemente, sintió como el poder regresaba, pero era de diferente calibre. Sintió sus uñas alargarse y su vello crecer, su cara se deformó, su cuerpo se deformó. Esto es lo que quería…

__________________________________________________________

“No puede ser posible, me rehúso a creerlo. ¿Dónde estás? ¿Dónde te has metido? Es sólo un pequeño, no se lo pueden haber llevado. ¿Para qué lo querrían, de qué les serviría?” pensé.

-Ebro, ¿dónde está?

-…No… no pude detenerlos…

-¡No! ¡No me digas eso! Estás sangrando…

-Lana…debes ir por él…si lo descubren…lo quemarán vivo… ¡Déjame aquí! ¡Ve por tu hijo!… Lo llevaron al este…de seguro…se dirigen al pueblo…

Comencé a correr lo más rápido que pude y aún así sentía que no me alcanzaría. Me calaba el frío hasta los huesos y la tormenta comenzaba a cesar, tropezaba constantemente por la dificultad de correr en el lodo, tragué tierra, pero eso no me paró, brincaba troncos caídos por aquí y por allá. Corrí toda la noche, seguí su rastro cuidadosamente y al amanecer los encontré… Pero ya lo habían tocado los rayos del sol…

-¡Eh, despiértate! Mira lo que hemos cazado.

-¿Y de dónde diablos ha salido ese chiquillo?

-Es lo mismo que yo me pregunto. Parece estar muy bien acomodado ahí. Debió haberse atorado mientras intentaba robarnos algo de comer, será mejor desamarrarlo y llevarlo ante el rey.

-¿No deberíamos buscar a su familia?

-Vamos tarde, además la única razón por la que un niño merodee por los alrededores es porque sus padres lo han abandonado o están muertos.

-Tienes razón, la sequía ha dejado huérfanos a muchos niños.

-Y a muchos lobos. Aún me sorprende que hayamos salido vivos de ahí. ¡Tendremos qué comer esta noche!

-Entonces apresúrate.

Al menos está a salvo por ahora, debo sacarlo de ahí antes del ocaso…

__________________________________________________________

-¡Padre, padre! ¡Han regresado los cazadores!- Sus bucles dorados se agitaban de felicidad al ver regresar a un grupo de valientes caballeros.

-¿Qué es eso que traéis ante mi?

-Un chiquillo abandonado, se atoró entre las cuerdas con que amarramos el botín.

-¿Sabe hablar?

-No ha dicho una palabra en todo el camino.

-Déjenselo a Renata, ella le buscará una familia.

-¡Padre! ¿Puede quedarse con nosotros? Se ve tan desamparado…

-Hija, esto no es un monasterio, no podemos recoger a cualquier niño abandonado que se presente aquí.

-Pero es de mi edad, padre… ¿Acaso no querrías que si me llegaras a faltar, quedara en buenas manos?

El rey parecía un hombre amargado por fuera, pero a leguas se le notaba el gran amor que profesaba a su pequeña… Y al parecer, se le concedía todo lo que deseara.

-Está bien. Puede quedarse en el castillo, pero sólo hasta que alguien lo reclame suyo o le encontremos un hogar.

-¡Qué bien! ¡Qué bien!

La niña de cabellos dorados tomó de la mano a mi niño y se alejó platicándole todo lo que debía saber acerca del castillo. Era un escena tan tierna… hubiera querido que ese fuese el futuro de mi niño, pero estaba tanto en juego.

-Renata es la señorita que ayuda en la cocina, dice mi papá que conoció a mi mami cuando era chica. A ella le encanta jugar conmigo y platicarme historias de mi mami, tienes que conocerla. ¿Que qué le paso a mi mami? Mmmm, pues ella murió cuando yo nací, hace 10 años. ¿Y tu mami dónde está?

Se pararon en medio del camino de piedra, sabía lo que estaba a punto de hacer, volteó a verme, pero para mi suerte no me presentó. Tomó una varita del suelo y escribió en el lodo, lo que la niña repitió en voz alta:

“Mmmmi nnnommmmbbre eeees Leo.”

-¡Qué bonito nombre, Leo! El mío es Agnes. ¿De dónde vienes?

“Ddddel Bbbosssque”

-Sabía de gente que vivía en el bosque, pero nunca había conocido a nadie, no me dejan acercarme ahí. Mi papá dice que los lobos me comerían en un santiamén, me dan mucho miedo. No me gustaría conocer tu casa.

Él seguía borrando y escribiendo como Ebro le había enseñado, mientras ella no paraba de hablar. Entendemos a los humanos, pero no podemos hablar, Leo simplemente aún no había descubierto que él sí tenía esa capacidad.

-¿Que los lobos son buenos? No digas eso, claro que no son buenos, son salvajes. No, no, no. Tú no eres salvaje, tontito. Tú eres un humano, lo único que te hace falta es un buen baño, vamos con Renata, seguro ella se encarga de hacer que parezcas todo un caballero. ¿Cómo que no sabes darte un baño? Bueno, si no te bañas, entonces puede que sí seas salvaje.

Leo pudo haber escapado a mis brazos en ese momento, Agnes estaba de espaldas, pero había algo en su encantadora sonrisa, que lo hechizó y decidió darme la espalda… A pesar de todas las advertencias que le di sobre acercarse a los de su raza, la curiosidad lo alejó de mi, o pudiese haber sido el amor… No lo sé, lo que sí sé es que ese día perdí a mi hijo… Lo perdí para siempre…

__________________________________________________________

-Acriógena. He venido a que me pagues el favor que me debes.

-Yo no te debo ningún favor. Ya la estoy pagando con tu hijo bastardo.

-Precisamente. Vuélvelo un humano hecho y derecho.

-No puedo, es tarde para ello.

-No es tarde…Por favor, te lo ruego, es lo único que lo salvaría ahora… Si lo descubren… No quiero ni pensarlo… Me lo arrebataste y a mi esposo también, tu deuda jamás será saldada conmigo.

-Yo no te los quité, insolente. Yo te di a tu esposo, quien te dio a tu hijo, quien en primer lugar jamás debió haber existido, yo se los advertí claramente. El hambre de sangre es lo que llevó a los humanos a asesinar a tu esposo, no me vengas a culpar por haberte dado la felicidad. Quienes te la arrebataron están en el pueblo, cúlpalos a ellos. Si torturan y asesinan a tu hijo, bien merecido se lo tiene por ser concepción del mismo diablo.

-¡Del mismo diablo que tú creaste, Acriógena!

-¡Fuera de mi casa! ¡No permitiré que me hables así! ¡Ni aunque quisiera, podría ayudarte! ¡Así que no vuelvas más por aquí!…Comprendo tu desesperación, Lana, pero no puedo jugar con el destino…

-¡Lo sabías! ¡Lo sabías, maldita bruja! ¡Y aún así lo permitiste!

Lana se encontró aullando desesperadamente ante una puerta que no cedería… Era su última esperanza antes de… Tendría que intentarlo por sus propios medios. Agotada, temblando por el frío y el hambre, corrió de regreso al castillo. Es bien sabido, que una madre jamás abandona a su crío, éste no sería el primer caso, a pesar del poco tiempo y la poca esperanza que le quedaban. Se aferró a uñas y dientes a esa poca esperanza… El día había estado nublado, ojalá la noche también se ocultara… Eso le daría algo de tiempo…

No hay comentarios: