viernes, 23 de enero de 2009

Un día menos para verte, un día más por extrañarte.

Me levanto de la cama y es impresionante como en una semana cambie de decir: un día más por respirar, a: gracias por que falta un día menos para verte y hoy es un día más por extrañarte.


Saber que tenerte aquí es no verte y verte aquí es extrañarte, colma mi mente de inquietudes, por extrañarte; pero al mismo tiempo llena mi alma de tranquilidad por tener a quien extrañar.


¿Cómo te atreves a encadenarme de tal forma, condenando mi libertad? ¿Quién te ha dado permiso de arrancarme del cemento?


Dios sabe que lo necesitaba y que por ello cada noche le rogaba. Y ya sea por acción divina o por azares de la vida, fuimos a caer en el mismo sendero.


Jamás imaginé que al bajar la guardia, sin intentarlo y sin siquiera sospecharlo, me fuera a enamorar del más vago sueño que ante mis ojos se hacía realidad, se materializaba y me erizaba hasta el último vello; haciéndome querer desmentirlo sin poder, pues mentira en él no había.


¿Quién hubiera pensado que te harías dueño de mi pensamiento? Ni yo misma lo llegué a imaginar la primera vez que te vi. Pero esa es la magia de lo nuestro, que ni la imaginación se le puede equiparar.


Cómo temo que no todo en esta vida sea color de rosa. Pero sé que la espera valdrá la pena y sé que con ella, conseguiré lo que tanto anhelo; o al menos estaré un paso más cerca de conseguirlo y no me daría más gusto si no hubiese sido contigo.


.

No hay comentarios: