Si la vida nos hubiera permitido estar juntos, otra cosa sería mi sufrimiento, pero al menos este dolor ahogador de esperanzas no lo sería. La razón me obliga a saber que tú jamás fuiste mío. Sin embargo, el vago sueño de nuestra unión que con descaro se presentaba puntualmente cada nochesolitaria me obliga a hacerme esclava del pensamiento de algo que ni pasado, ni presente, ni futuro me ha querido reservar. Tantas veces, a la luz de esta lámpara, te he acunado entre mi pluma y mi cuaderno.
Sueño, que ingrato vuelves a endulzarme para después abandonarme, atormentandome así ante la inclemente realidad, te ruego no abandones mi memoria.
Déjame soñarle una vez más...
Llévame de vuelta a ese capítulo en que la noche vimos caer y nos bañaba en oscuridad, envolviéndonos eternamente entre sus fríos brazos, que por más que intentaban, no podían helar nuestro calor. Solos, con el sonido del agua cayendo a nuestras espaldas, arrullandonos con su suave canción que tantas veces atrás ha sido testigo de mis infortunios y alegrías.
Mil estrellas iluminaban nuestros rostros aquella noche, pero no había una que deslumbrase tanto como tu dulce sonrisa. Nuestra suave carcajada creada bajo los mismos efectos se hacía una, sola y acompañada. Y mientras el silencio ocupaba nuestro al rededor e iba invadiendo poco a poco nuestro espacio, apagando así las carcajadas, pero aumentando así mismo el regocijo trayendo consigo el miedo y la indecisión, balbuceos entrecortados se apoderaban de mi voz. Callé...y tu hermosa sonrisa giraba a la par de tu rostro desvaneciéndose ante esos prepotentes y carnosos labios convocadores de todo lo que existente y lo que se rehusaba a existir aún. Ansiosos, deslizándose entre la noche, abriéndose paso hasta llegar a la altura de los míos. Entonces ambos cerramos los ojos al mismo tiempo, al mismo son, al mismo ritmo, que nuestro corazón marcaba.
Y me lancé al vacío...

Me lancé confiando en que tus labios me atraparían y me envolverían en el calor que tanto llevaba esperando. Cayendo estaba entre tus brazos, cuando la almohada me atrapó.
Ahora hasta mis sueños me obligan a volver a esta tierra de perdición.
Y espero poder algún día volver a lanzarme al vacío, confiando en que tus labios me atraparán...
Sólo que esta vez, lo harán, me atraparán...
No hay comentarios:
Publicar un comentario